por Richard Stallman
Lunes 5 de enero del 2004.
Hoy hace 20 años que dejé mi empleo en el MIT para comenzar el desarrollo de un sistema operativo de software libre: GNU. Aún cuando nunca hemos liberado un sistema GNU completo para uso en producción, una variante del sistema GNU es usada actualmente por decenas de millones de personas, las que en su mayoría no están al tanto de qué se trata. Software Libre no significa “gratis”[1]; significa que los usuarios son libres de ejecutar el programa, estudiar el código fuente, cambiarlo y redistribuirlo con o sin cambios, ya sea gratis[1] o con un costo.
Mi esperanza era que un sistema operativo libre abriera una vía de escape para siempre al sistema de sojuzgamiento que es el software propietario. He experimentado el desagradabIe modo de vida que el software no-libre impone a sus usuarios, y decidí escapar y dar también a los demás una forma de escapar.
El software no-libre trae con él un sistema antisocial que prohíbe la cooperación y la comunidad. No puedes ver el código fuente; no puedes decir qué trucos feos, ni que errores tontos, podría contener. Si no te gusta, no puedes cambiarlo. Y lo peor de todo, está prohibido compartirlo con alguien más. Prohibir que se comparta el software es cortar los lazos de la sociedad.
Hoy contamos con una gran comunidad de usuarios que corren GNU, Linux y otros programas libres. Hay miles de personas a las que les gustaría extenderlo, y han adoptado el objetivo de convencer más usuarios de computadoras para que “usen software libre”. ¿Pero qué significa “usar software libre”? ¿Significa escapar del software propietario, o meramente instalar programas libres junto con otros privativos? ¿Estamos ayudando a conducir a la gente hacia la libertad, o sólo introduciéndolas hacia nuestro trabajo? En otras palabras, ¿estamos trabajando para la libertad, o hemos remplazado la meta inicial con el superficial objetivo de la popularidad?
Es fácil olvidar esta diferencia porque en la mayor parte de las situaciones comunes no hay distinción. Cuando estás intentando convencer a alguien para que pruebe un programa libre, o que instale el sistema operativo GNU/Linux, ambos objetivos llevarán a la misma conducta práctica. Sin embargo, en otras situaciones los dos objetivos inspiran acciones muy diferentes.
Por ejemplo, ¿qué diremos cuando el driver de video no-libre Invidious, la base de datos no-libre Prophecy, o el intérprete de lenguaje y las librerías no-libres Indonesia, sean liberadas en una versión que corre sobre GNU/Linux? ¿Debemos agradecer a los desarrolladores por este “soporte” para nuestro sistema, o debemos ver a este programa no-libre como cualquier otro - como un atractivo perturbador, una tentación a aceptar la esclavitud, un problema a resolver?
Si tomas como tu objetivo incrementar la popularidad de cierto software libre, si buscas convencer a más gente para que use algunos programas libres algunas veces, puedes pensar que esos programas no-libres son contribuciones útiles para ese objetivo. Es difícil discutir que su existencia y disponibilidad no ayudan para hacer a Linux más popular. Si el uso masivo de GNU o Linux es el objetivo último de nuestra comunidad, lógicamente deberíamos aplaudir todas las aplicaciones que corren sobre él, sean libres o no.
Pero si el objetivo es la libertad, las cosas cambian. Los usuarios no pueden ser libres mientras usen programas no-libres. Para liberar a los ciudadanos del ciberespacio, tenemos que remplazar aquellos programas no-libres, no aceptarlos. No son contribuciones a nuestra comunidad, son tentaciones para establecer la continuidad de la no-libertad.
Hay dos motivaciones para desarrollar un programa libre. Una es que no haya ningún programa que haga el trabajo. Desafortunadamente, aceptar el uso de un programa no-libre elimina esa motivación. La otra es el deseo de ser libre, que motiva a la gente a escribir reemplazos libres para los programas no-libres. En estos casos, ese motivo es el único que puede hacer el trabajo. Simplemente usando un reemplazo libre nuevo, y sin terminar, antes de que se compare técnicamente con el modelo no-libre, puedes ayudar a impulsar a los desarrolladores libres a que perseveren hasta que sea superior.
Esos programas no-libres no son triviales. Desarrollar reemplazos libres para ellos será una gran tarea; puede tomar años. El trabajo puede necesitar la ayuda de futuros hackers, gente joven hoy, gente que aún necesita ser inspirada para unirse al trabajo del software libre. ¿Qué podemos hacer hoy para ayudar a convencer a otra gente, para que en el futuro mantenga la determinación y persistencia necesarias para terminar este trabajo?
El modo más efectivo de fortalecer nuestra comunidad es diseminar la comprensión del valor de la libertad --enseñar a más gente la inaceptabilidad moral del software no-libre. La gente que valore la libertad es, a largo plazo, su mejor y esencial defensa.
Copyright 2004 Richard Stallman
Manteniendo esta nota, se permite la copia y distribución de este artículo completo en todo el mundo sin royalties.
[1] N. del T.: En español en el original
Traducción: Martín Olivera (m.olivera@ieee.org)
Publicado originalmente en:
NewsForge (versión orignal en inglés)
Software Libre Argentina (Solar) (traducción al español)
Edición y conversión a otros formatos: Javier Smaldone (http://www.smaldone.com.ar)